Palabra Por Demanda

Palabra Por Demanda

Vemos televisión por demanda, twitters, noticias, películas, música, blogs, videos, entre muchas otras cosas… Parecería que vivimos en un mundo donde hasta la realidad es por demanda. Así que ¿Por qué no tener una palabra por demanda? De forma un poco caprichosa, y a veces con ayuda, voy a escoger una palabra que capture el mood día …

(Todas las definiciones son tomadas de la página de la Real Academia De La Lengua, http://www.rae.es/rae.html)

sábado, 7 de noviembre de 2009

Entre Niñas y Mujeres

Las relaciones personales es una de las cosas que más nos preocupa a los seres humanos, cómo manejarlas, cómo obtener los resultados que esperamos de éstas, etc. Nos dedicamos a crear estrategias con el único propósito de ganar una batalla más en nuestra vida, sin embargo, estas metas están fuertemente marcadas por una sociedad y un estilo de vida que cada cultura lleva consigo. Y parto de este principio porque creo que no puedo hablar por todas las mujeres ni hombres de diferentes culturas, sin embargo, por medio de este escrito deseo comentar sobre lo que alcanzo a percibir en el medio que me encuentro -sin pretender nada más que hacer una reflexión de ello.

Las mujeres –en su mayoría- buscan una argolla matrimonial, que les representa estatus y estabilidad. Es el trofeo de la fuerte competencia en la que entran muchas mujeres a muy corta edad, cuando nuestras madres nos ponen en el chip interno la idea de que estamos destinadas a buscar marido para formar un hogar. Mientras tanto los hombres, aparentemente, juegan a obtener un buen número de mujeres en su lista. La loca idea que se le ocurrió a alguna mujer diciendo que los hombres le tienen pánico al compromiso, no es más que el escudo perfecto para las mujeres que aún no consiguen el trofeo, y la mejor razón para que los hombres tengan una lista mucho mas amplia y así alardear en frente de sus amigos. Sin embargo, ellos tiene otro tipo de reloj biológico en sus organismos. Este reloj se diferencia del nuestro en tiempo y objetivo ya que ellos no tienen la presión del tiempo que la mujer tiene. Los hombres lo que buscan es un status económico o académico para luego comprometerse con una mujer, al tener un reloj que juega con sus ciclos de estabilidad y no con los biológicos como en la mujer. Además ellos al no estar en contra del reloj, están dispuestos a cambiar sus planes si el destino los interrumpe y les presenta antes de lo planeado a LA MUJER DE SU VIDA.

Esta gran diferencia no significa que las mujeres estén erróneas en su búsqueda, por el contrario sus planes son tan válidos como los de los hombres. Lo que pasa es que a través del tiempo y la historia los hombres se han liberado de ciertas cargas y han logrado enfocar mejor sus metas, superando una de las debilidades que aun poseemos las mujeres, la impaciencia. Esta debilidad nos hace caer rápidamente en los modelos que ellos nos crean y así dominar la situación.

Hay un proverbio que dice “detrás de cada gran hombre, hay una gran mujer” y no se equivoca en nada. Lo que muy pocas mujeres saben es que ser una gran mujer no es convertirse en sirvienta de ese gran hombre, por el contrario es ser un apoyo único para que ambos desarrollen sus planes y alcancen sus metas. Adicionalmente deberíamos pensar que al lado de una gran mujer debe estar un gran hombre, siendo éste un apoyo y no una distracción o tirano para esa mujer.

Los hombres no se enamoran de niñas buenas, la historia de cuentos de hadas se deformó y se convirtió en estrategia para los hombres. La hermanastra de cenicienta nunca consigue al príncipe, porque ella se encuentra demasiado disponible. Ella está enamorada del trono y no de el. Además hay una razón mucho mas fuerte que cualquier otra, y es que la aparente hermanastra mala, no es mala, es una niña buena. Lo que quiero decir es que ella siempre quiso ser la mujer perfecta para el príncipe, olvidándose de si misma, menospreciándose tanto que tuvo una metamorfosis, pasó de ser una mujer a ser una porcelana vacía y un trofeo más para el príncipe. Lo que hace a la cenicienta realmente atractiva para el príncipe es su carácter fuerte, un rey no necesita una sirvienta más, necesita una reina que le ayude a gobernar. Como ven cenicienta no es la niña buena, ella sabe que el camino para llegar a él no esta en ser su sirvienta. Ella ya lo ha sido durante muchos años y sabe que no es un trabajo bien remunerado. Lo increíble es que la cenicienta no busca una corona ni mucho menos un salvador para sus problemas con la horrible madrastra. Ella simplemente se ama y busca amar a alguien y que ese alguien la ame también; tiene tanto control sobre su vida que no se desgasta en una pelea con la bruja de su hermanastra, por el contrario es sabia y guarda energías para dar su gran batalla, sabiendo que no logrará nada sin que se le respete.

Ser la niña mala puede ser mejor de lo que cada mujer cree. Estamos tan cegadas por la charla barata que nos vendieron que nosotras impulsivamente compramos a un muy alto precio, nuestra dignidad. “La niña buena” es aquella que se comporta tal como un hombre necesita que se comporte, “la niña mala” es quien se ama y por ende se respeta y respeta los demás. Como ves, ser la niña mala no es la mejor forma de referirnos a ellas, ya que en muchos casos se les cataloga como arpías, trepadoras y en los últimos días he escuchado mucho la palabra cabronas; yo hoy quisiera llamarlas Mujeres, sin querer decir con esto que las niñas buenas no lo sean, solo creo que las Mujeres han logrado acercarse un poco más a lo que el viejo proverbio nos dice y se han logrado liberar de cargas, ganando terreno en aquello que los hombres tienen más ventaja, la paciencia. Por otro lado, llamaría Niñas a las buenas, con referencia al nivel de madurez de éstas.

Se que muchas Niñas que están leyendo esto, se encontrarán ofendidas y malhumoradas, y sé que el cuadro que acabo de pintar no es muy amable y que a la hora de ver resultados muchas de ellas pueden alegarme -con anillo en mano y cientos de fotos de su próspero hogar- que me equivoco. Puede que a la hora de ver resultados en forma estadística, las niñas tengan toda la razón y tengan su trofeo muy bien puesto. Mi pregunta hoy para ellas es ¿valió realmente la pena abandonar muchas cosas intrínsecas de su ser para complacer a aquel hombre? Es gracioso ver que seguramente miren a su argolla y con una sonrisa de oreja a oreja me respondan -¡si!- Ahora viene mi segunda pregunta, ¿es ese hombre, un gran hombre? Pero esta segunda pregunta quiero que la respondan tomándose su tiempo, tanto tiempo, que les alcance a leer todo mi escrito, a hacer un café, mirar por la ventana y que no se sienta como un reto mandarme callar por lo ridícula y cretina que estoy siendo en este instante; porque no nos mintamos: si se hace la pregunta es porque ya tiene un anillo y yo no, y además siente y tiene claro que está haciendo sacrificios por tal trofeo.

Es claro lo complejas que son las relaciones, lo difícil que es mantener la vida que deseamos en el plano sentimental, laboral y profesional en cuanto a relaciones interpersonales se refiere. Y no es solamente en el nivel amoroso donde nos encontramos con el cuadro de personas competidoras; en todo campo nos encontramos compitiendo. Lo oscuro de esta fotografía lo veo más en las posiciones que tomamos para alcanzar nuestros objetivos. Hace poco leí un libro de cabronas; como enamorar a los hombres, como casarlos, y para mi gusto un “buen” libro, y se que sí en verdad es usted una cabrona y lo ha leído, me va a decir lo contrario. Lo que me gustó de este libro es que sutilmente le pide a las mujeres que en verdad se liberen, que se amen. Lo malo de este libro radica, en que siendo yo una cabrona, en el fondo todo lo bueno que se dice es entre las líneas de un plan perfecto para seguir siendo una sirvienta. Es decir, la escritora, de una forma majestuosa nos lava aparentemente el cerebro para que consigamos ser Mujeres, pero se olvida de un detalle gigantesco, todo está encubierto en un plan para conseguir a un hombre.

Una amiga mía, que también leyó el libro del que les hablo, hace algún tiempo fue una niña buena, y ahora es una adolescente rebelde. A pesar de esto, lo que aún me parece que le falta es la conciencia, que es el mismo vacío que me dejó este libro cuando lo leí. ¿Y qué cambió en mí?. El hecho de responder audazmente a las pruebas que nos imponen los hombres en una relación, convertirnos en un código para mantener las situaciones bajo control, y la nueva estrategia para conseguir el trofeo, no nos enseñó el valor de nosotras mismas. Y es este mi punto central, nos hemos dejado ganar por el reloj biológico interno y hemos perdido el norte de nuestro verdadero sentido como seres humanos.

La mujer es un ser valioso por sí misma, y toda la presión del entorno empuja a la gran mayoría de mujeres a tomar decisiones erróneas y a realizar sacrificios innecesarios. Y aquí es cuando retomo la pregunta: Todos los sacrificios que hacemos y lo que abandonamos por esa pareja ¿han hecho de él un gran hombre? Posiblemente sí, pero ahora quiero preguntarme, esa mujer ¿es una gran mujer?

No pretendo decir que todos los matrimonios sufren de esta desigualdad, conozco varios en los que claramente la mujer no ha realizado sacrificios que va n en su contra, por el contrario he visto parejas donde se cumple la idea que quiero vender hoy: Una pareja se compone de un gran hombre y de una gran mujer.

Una pareja debe tener un balance, las prioridades de uno deben ser del otro, apoyándose mutuamente y esclavizándose para cumplir con todas las metas. Es el trabajo en equipo, el respeto por la pareja, valorar y respetar las opiniones aunque no se compartan, no tomar decisiones sin consultar al otro. En otras palabras no ser un obstáculo para el otro.

Para alcanzar este balance debemos primero que todo amarnos a nosotros mismos, tener metas claras y construír una base firme dentro de nosotros. Cada uno es el 50 % de la relación y si uno se cae el otro lo sostendrá. Este proceso toma tiempo y tenemos enemigos muy fuertes como la inseguridad, entre muchos otros. Nunca estamos a salvo de un ataque de ésta y que al final nos desequilibra. Sólo el amor propio, ser concientes que nosotras somos ese 50% en la relación y que tal vez debemos empezar a cambiar nuestras mentes, y estar dispuestas a liberarnos del chip que nos pusieron cuando niñas, es lo que realmente nos puede hacer felices.

En conclusión quiero decir primero que no hay relación fácil, hay que intentarlo muchas veces para salir victorioso de una. Segundo, el trabajo es en equipo, ni las mujeres ni los hombres podemos ser grandes sin que el otro lo sea; si convertimos las prioridades del otro en nuestras, seguramente ambos llegarán lejos. Tercero, El amor propio es importante pero este jamás debe llegar a ser egoísta. Finalmente quiero terminar con una frase muy especial de Sharon Salzberg - La clave para nuestra felicidad más profunda está en cambiar nuestra visión sobre dónde encontrarla- el chip y el reloj no puede enloquecer nuestras mentes, cada persona vale mucho, y no podemos acabar con lo que somos por obtener un trofeo creyendo que allí está la felicidad. La felicidad esta en cada uno de nosotros y en el amor que tenemos por nuestro ser; Jesús dijo algo muy importante y es que debemos amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos, y sin ánimo de ser religiosa, ya que respeto las creencias de cada uno, diría que allí está la clave.